L.A.I.A. es una organización sin ánimo de lucro, que busca mejorar la comunidad creando espacios para la expresión y el entendimiento en las distintas ciudades con mayor diversidad étnica y cultural del mundo, creemos en la importancia de la integración para el crecimiento del individuo, la familia y la comunidad; y el Arte y la Cultura son los medios perfectos para lograrlo.

POR GENTILEZA DE UNA GRAN AMIGA Y MEJOR MUJER, MÓNICA IVULICH, ESTAMOS PRESENTANDO L.A.I.A. ARGENTINA, QUE SE ACOPLA , A LAS SEDES QUE ESTAN TRABAJANDO EN LATINOAMÉRICA Y EUROPA
- ( en EEUU CLIKEA EN :http://jurukan.wixsite.com/laia ), O Latin American Intercultural Alliance EN FACE BOOCK, PARA VER LA DE ESPAÑA CLIKEA : Laiaes España Intercultural )





"Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen."( Mónica Ivulich)

UNION, TOLERANCIA Y PAZ

AGRADECEMOS A LA SRA. GRABRIELA ARIAS URIBURU POR ACEPTAR EL MADRINAZGO DE ESTA SEDE ARGENTINA!



FUNDADORA DE L.A.I.A. ARG . SRA. MARTA RODRIGUEZ
15-5937-0502

TODAS LAS RAZAS, TODOS LOS CREDOS...

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viernes, 23 de marzo de 2012

HASTA CUANDO?

Los chicos de la calle, droga, paco, etc
El simple tránsito por la Plaza nos enfrenta con dos tragedias sociales de enorme dimensión: los chicos en situación de calle y las drogas.
En distintas horas del día, y durante la noche, niños y adolescentes, algunos ya de edad indefinida, caminan, interactúan, pernoctan, en definitiva, viven en la plaza y sus adyacencias. Ya en los ochenta, era usual ver jóvenes, de ambos sexos, con mayor preponderancia de varones. Formaban grupalidades que se reunían en las terminales de ferrocarriles, en ranchadas de quince a veinte miembros aproximadamente, lideradas por un referente que los amparaba y/o ejercía influencia sobre ellos. Las ranchadas de las diferentes estaciones terminales no se mezclaban entre sí.
Con el decurso de los años fue modificándose este perfil de población y comienza a observarse la salida a la calle de grupos de hermanos por un lado, y en algunos casos, familias nucleares completas. Dichos agrupamientos, fijan sus recorridos a partir de diferentes zonas de la Ciudad de Buenos Aires, en especial con los espacios públicos adyacentes a las líneas ferroviarias
En la plaza hay varios grupos. Su vida cotidiana se reparte entre:
• Actividades de subsistencia (pedir comida, comer, dormir, asearse).
• Circulación entre distintas estaciones del ferrocarril o de subterráneos e
instituciones de asistencia social.
• Actividades para la obtención de dinero (pidiendo monedas, abriendo
puertas de taxis, limpiando parabrisas y en algunos casos robando).
• Actividades recreativas (jugar a la pelota, ir a bailar, usar Internet en
cyber).
• El consumo de drogas.

Para el consumo de sustancias psicotrópicas, la plaza es un ámbito especial. Como le revelaba un narco a una periodista de la Revista Noticias: “si querés ver como se vende droga, es fácil: sentáte a las dos de la tarde en las plazas de Constitución y Once y observá quien habla con quien. Ahí se hacen todos los arreglos. De día se habla, de noche se entrega” .
Consumen lo que pueden y todo lo que pueden: marihuana, pegamento, nafta, etc. Son algunas de las más comunes «drogas baratas» y de fácil acceso cuyo consumo es tan o más peligroso que las tradicionales, dicen los que saben. Y que tienen otra característica común: su efecto es tan rápido como veloces son las consecuencias de su uso, muchas veces mortales. El paco, o pasta base de cocaína, provoca eso: una ansiedad desesperada por consumir más. En pocos segundos -entre ocho y cuarenta-, este sulfato de cocaína lleno de solventes tóxicos llega al cerebro. Pero el efecto, estimulante, no dura más de cinco minutos. Y los adictos quieren más. En pocas semanas se les empiezan a notar las costillas y los ojos se les hunden en unas cuencas grandes y cenicientas. Es como si en lugar de chupar el humo por ese caño, el caño succionara todo lo que hay entre los huesos y la piel. Estos adictos ingrávidos hacen cualquier cosa para conseguir más paco: venden lo que encuentren en las casas propias y ajenas .
Otro de los nuevos enemigos es «la cachuña» con ese nombre se conoce por estos días a una mezcla basada en una alta proporción de alcohol fino cuyo uso está muy difundido entre los más jóvenes que viven, por temporadas o permanentemente, en la calle. Muchos jóvenes se encuentran comprometidos tanto por el paco como por la cachuña. El primero les produce serios daños físicos en muy poco tiempo. El segundo les genera graves trastornos. Desde úlceras en la boca a cirrosis tempranas y otros problemas hepáticos .
También en la plaza se desarrollan las más diversas transacciones, para lograr paco, cachuña, marihuana o lo que sea. El crudo testimonio de un transa entrevistado por La Nación, lo pinta con todas las letras: “Le llegué a vender a pibitos de 11 años. Te sentís poderoso. Tenés un arma, fumás lo mejor, tenés todas las minas. Se te regalan por un paco. Hay pibitos que te tiran la goma por un paco. A esos los esquivo. Sos poderoso. Llegué a ganar 130 pesos por día. Eso, sin contar lo que fumaba, porque yo fumaba gratis. Te traen de todo: televisores, computadoras, armas... Todo por un par de bases. Sabés si hubiera ahorrado..." 
Estas flagelaciones ocurren a la vista de quienes debieran intervenir para rescatar, para prevenir. La vista gorda se corresponde con la obesidad de las cajas.
Mientras estos chicos enajenan todo lo que tienen y pulverizan su futuro, el tema más importante relativo a la Plaza, es la reapertura de la calle Bartolomé Mitre… ¿hasta cuándo?.

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